Diré un día:
bienvenido
a la casa. Ésta es
tu lumbre.
Bebe en tu copa tu vino,
mira el cielo, parte el pan.
Cuánto has
tardado. Anduviste
bajo las constelaciones
del Sur, navegaste ríos
de son
diferente. Cuánto
duró tu viaje. Te noto
cansado. No me preguntes.
Da de comer
a tus perros,
oye la canción del álamo.
No me preguntes por nada,
no me
preguntes.
Si hablase,
llorarías. Si enfrentases
tus espectros al
espejo,
seguro que no verías
imágenes reflejadas.
Lo vivo lejano ha muerto:
lo
mató el tiempo. Tú sólo
puedes enterrarlo. Dale
tierra mañana, después
de
descansar. Bienvenido
a tu casa. No preguntes
nada. Mañana hablaremos.
José Hierro